Oportunidad de Estructuración del Sector Forestal Panameño

Octavio Carrasquilla

Ante una economía global en pleno proceso de desaceleración por la pandemia del Coronavirus, América Latina y el Caribe deben aumentar sus exportaciones no tradicionales y particularmente las de productos con alto valor agregado. Durante el período 2004 – 2018 Panamá sostuvo un crecimiento económico sostenido promedio anual del 7% frente al 3.3 de la región, de la misma manera el país posee la tercera mayor desigualdad de América Latina y la sexta mayor del mundo, este hecho demanda acciones estratégicas concretas, no solo para mantener la sostenibilidad del crecimiento económico, como mecanismos que repercutan en el mejoramiento de la distribución de renta del país.

Análisis (OCDE, 2017) realizados a la economía panameña señalan que los actuales motores del crecimiento económico parecen incapaces por sí solos, de seguir impulsando el progreso socioeconómico y la inclusión. Ese hecho demanda partir hacia el fortalecimiento de otros sectores productivos, que aseguren el crecimiento continuo como la diversificación de la economía, de manera tal de incidir en la disminución de las desigualdades económicas existentes.

A pesar que Panamá es un país pequeño y con una geografía que facilita los vínculos económicos entre sus regiones, es uno de los países con las mayores desigualdades territoriales de América Latina. Dichas desigualdades son acentuadas en las provincias y las comarcas exceptuando la provincia de Panamá. Sumado a lo anterior, la sostenida crisis del sector agropecuario plantea retos para el país, a su vez esta condición, representa una oportunidad para el sector primario como es el caso del sub sector forestal.

A pesar de que en los últimos 30 años se han realizado algunos esfuerzos desde el ámbito gubernamental por promover el subsector forestal, la realidad es que dichas acciones han carecido de coordinación intergubernamental, inversiones oportunas, seguimiento, inclusión efectiva de todos los actores y concertación para el establecimiento de planes, metas, compromisos y seguimiento de corto mediano y largo plazo. El país ya ha realizado ejercicios en esa dirección como es el ejemplo de los sectores turismo y logístico, procesos que han permitido dar resultados concretos.

La estructuración y fortalecimiento del sector forestal requiere la interacción de tres ámbitos: el primero es el público, garante de la gobernabilidad, en función de ello responsables de la adecuación y fortalecimiento institucional, definición y aplicación de la política forestal, asistencia técnica oportuna, actualización de la legislación forestal, actualización diseño e implementación de un Plan Nacional de Desarrollo Forestal Sostenible con alcance de largo plazo y una planificación quinquenal con objetivos, metas e indicadores de cumplimiento y la propia inversión pública.

El segundo ámbito es el académico y gremial responsable de la investigación y el soporte técnico en donde deben ser partícipes las universidades, gremios profesionales, gremios productivos y las comunidades indígenas y rurales. El tercer ámbito es el sector privado responsable de la producción y agregación de valor, en donde deben tener participación las organizaciones no gubernamentales forestales, proveedores de servicios y productos, empresas y cooperativas de reforestación, industrias forestales, inversión privada y financiamiento multilateral.

Se requiere armonizar el accionar de los tres ámbitos para que: en el ámbito público asegure el marco jurídico institucional para la creación de las condiciones habilitantes para tornar atractivo el sector a la inversión nacional y extranjera; en el ámbito académico y gremial para permitir la formación, perfeccionamiento profesional y el establecimiento de la regencia forestal todo ello para asegurar la calidad y efectividad de las capacidades técnicas locales; y en el ámbito privado para la investigación de mercado de manera que se puedan colocar los productos, identificando las debilidades del sector secundario para mejorar las cadenas productivas.

En función de ello, el objetivo de estructurar el sector forestal, debe tener foco en acciones que promuevan y aumenten las capacidades del sector primario (manejo y reforestación), asegurar la agregación de valor de la materia prima a través del sector secundario y subsecuentemente la atención del desatendido mercado nacional y la exportación con productos terminados.

La estrategia para posicionar al sector forestal debe ser conducente en alcanzar soluciones para solventar los problemas y desafíos que la coyuntura imponen: fortalecer el sector primario, reactivar la economía del ámbito rural, mejorar las capacidades exportadoras para migrar hacia una economía productiva baja en emisiones de carbono, a través de la conjunción e inclusión de todos los actores del sector, la valoración del conocimiento colectivo del sector, construcción participativa de una estrategia de largo plazo para el sector, planificación participativa, monitoreo y seguimiento de metas y el establecimiento de un mecanismo permanente de consulta que asegure la representatividad de los tres ámbitos: el público, el académico – gremial y el privado.

A pesar que pocos países de la región han logrado de manera sistemática consolidar su sector forestal como es el caso de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, hay que ponderar que nunca antes la región ha estado en mejores condiciones de acceder a financiamiento adecuado a la naturaleza de la actividad para el sector forestal en función de la disponibilidad de los recursos del Fondo Verde del Clima (Green Climate Fund), que permiten a las agencias implementadoras abaratar las tasas de interés y plazos adecuados a la naturaleza de la actividad forestal.

Esta oportunidad abre infinitas posibilidades para que Panamá pueda desarrollar el sector forestal, fortalecer el sector primario, diversificar la economía, incidir en el mejoramiento de la distribución de renta, activar las economías locales del ámbito rural, fijar mano de obra al campo, incorporar al pequeño y mediano reforestador, demandar capacidades de soporte técnico a través de extensión forestal y regencia forestal, demandar investigación aplicada, aumentar la demanda de capacidades técnicas y profesionales, dar valor agregado a la materia prima para la atención del mercado nacional, de manera subsecuente mejorar la capacidad exportadora y promover una economía baja en carbono. El reto está latente pero la oportunidad coyuntural de acceso a recursos financieros adecuados al sector para hacerlo a bajo costo está sobre la mesa.